"Añorando los sacramentos"
-Abre los ojos, vives en un mundo ajeno-
Debido a una añoranza desconocida, por inercia, los seres humanos somos atraídos por todo tipo de rituales y sacramentos. Un ejemplo fiel de lo que decimos, es el gusto por la observación de las interpretaciones, ya sean teatrales, cinematográficas o radiofónicas.
Así, los buscadores rosicrucianos suelen rebotar de fraternidades a órdenes y de escuelas a aulas, buscando el Ritual perfecto que les llene ese vacío existencial que, sin saber muy bien por qué, ellos sienten. Evidentemente, ese vacío no se llena y permanece la incesante búsqueda dentro de las diferentes comunidades.
Lo que sucede es que cada Ser Humano somos una suerte de Célula de un Ser mucho más grande, el Demiurgo. Hoy, en tanto que individuos diferenciados nos encontramos separados unos de otros como las abejas de una Colmena o las hormigas de un Hormiguero; pero un día, cuando esas chispas de Espíritu conformábamos al Demiurgo, no había células individualizadas y todos formábamos una sola Unidad existencial.
De aquella lejana Época, antes de la Formación del Universo, proviene nuestra necesidad ritualística. Una necesidad que compartimos con los animales y con el resto de la Naturaleza; en tanto que todos tenemos una chispa del Demiurgo y lo único que diferencia a la Humanidad es haber alcanzado cierta consciencia individual.
Dentro del Seno de las religiones más conocidas, se mantienen ciertos rituales de paso, muy específicos y conocidos como sacramentos, en una suerte de intento de religar a cada una de las células individualizadas con su Creador; pero eso es un error avalado por la inercia y la costumbre.
En realidad, la separación de los seres con su Creador es una mera ilusión; en tanto que como las células dentro del líquido amniótico, nuestros cuerpos, almas y espíritus se mueven en el Éter que conforma el Pleroma y, por lo tanto, también de Sophía la Naturaleza y del Demiurgo Creador. Por otro lado, existe un error de percepcióm cuando se habla de reunir al Hombre con su Creador, en tanto que el Creador está repartido entre tú, yo y todas las cosas existentes. Cuando observamos a una Persona, un Animal, una Planta o una Roca, estamos contemplando a una parte del Creador; por lo tanto, unir a la Criatura con su Creador, supone que todas la criaturas pudieramos fusionarnos, espiritualmente, entre sí.
Dicho lo cual, aunque pudiera parecer fácil y factible; sin embargo, es imposible porque eso solo podría suceder en el ámbito del Pleroma; pero no, al menos actualmente, en éste Mundo Burbuja de nuestra actual existencia.
Ahora podrán entender de donde procede esa añoranza de los seres conscientes hacia la permanente dramatización y los rituales de paso; pero también explica que, por mucho que se intente ese tipo de Magia, el resultado jamás podrá ser efectivo, en tanto que esa añoranza proviene de otro mundo y lo que podría ser efectivo en Aquel, es básicamente inútil en Éste en el que vivimos.
Es por dicha causa, respetando profundamente la actuación de las diferentes escuelas e instituciones rosicrucianas, que nuestro "Colegio Invisible de la Rosacruz" carece por completo de ese tipo de dramatizaciones rituales y sacramentos; pero entendíamos que era importante explicar éste Tema, para que los alumnos entiendan de donde les viene esa aparente necesidad de socializar teatralmente; pero también, de su inutilidad en el Camino hacia la Iluminación y de la verdadera Iniciación interior.
Con esto no tratamos de inducirles, en modo alguno, el que abandonen las instituciones en las que pudieran encontrarse, todo lo contrario; sino que comprendan que todo ese tipo de condimentos son accesorios y, realmente, innecesarios; en tanto que la verdadera Iniciación solo puede alcanzarse, de forma individual y en la más estricta soledad o, compañía con uno mismo, si se desea ver así.
Los verdaderos Rosacruces del Siglo XVII, no nos dejaron nada escrito respecto a tales rituales, por el mero hecho de que nunca existieron. Las actuales organizaciones rosicrucianas, a partir del Siglo XVIII, cada una a su manera, mantienen algunos rituales a modo de cohexión de sus grupos; pero también, lamentablemente, como una suerte de sucedaneo de los sacramentos religiosos; esto es así, porque funcionan a modo de sectas religiosas e intentan suplir esos sacramentos abandonados, mediante nuevos rituales de paso.
Algunas pocas de las fraternidades rosacruces y que mantienen unos rituales sencillos y muy básicos, para evitar que sus instituciones pudieran convertirse en meros sucedáneos de otras religiones, aconsejan a sus miembros que, si poseen algún tipo de vocación religiosa, que permanezcan en su iglesias y no usen a la Fraternidad, como una suerte de sustituto para manifestar su atávica necesidad religiosa.
Aralba R+C
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