"Te necesitan confuso y bien dormido"
-Eres su fuente de Energía-
De toda la vida se ha considerado, de forma equivocada, que los ángeles y, por lo tanto, los demonios eran seres muy superiores a nosotros los humanos; y todo ello, muy a pesar de que la Biblia lo deja muy claro; pero de forma velada y oscura.
No existe, en ningún lugar de la Biblia donde se diga, de forma directa y clara que los ángeles sean inferiores al Ser Humano; pero tampoco superiores. Existe algo meridianamente claro, los ángeles no poseen un cuerpo físico como los humanos y eso les confiere, por un lado, una ventaja y, por otro, una desventaja. Veréis, aquí no se trata de si el Cuerpo de los seres humanos, con toda su fragilidad, es superior a la incorporeidad de los ángeles, eso sería estúpido, en tanto que los ángeles no poseen cuerpos corruptibles y mortales.
Se trata, no obstante, de cuantificar la diferencia entre el Espíritu Humano y el de los ángeles y demonios; en definitiva, los arcontes encargados de que el Mundo, el Universo funcione. Cuando llegamos a éste punto, tenemos que lidiar con el Conocimiento de la Gnosis, la cual nos dice que el Espíritu de los seres humanos, de un poder divino, se encuentra encarcelado en una prisión sin barrotes; pero de múltiples capas, lo que impide que, como hombres, podamos utilizar nuestro poder divino. Esas capas son, por un lado, el propio y frágil cuerpo de carne y huesos, la propia atmósfers de nuestro Planeta, las distancias siderales que separan los diversos mundos y que, por evidencia, son infranqueables para un espíritu atrapado en un cuerpo físico y la barrera cuántica que separa, de forma multidimensional, nuestro Mundo Prisión del Pleroma.
Por el contrario, los ángeles, independientemente de su facción, son incorpóreos y no dependen de las limitaciones físicas de unos cuerpos prisión; pero, la verdad, es que se trata de entidades creadas o construidas, previamente a las prisiones cuerpo de los seres humanos.
El Universo, a pesar de su aparente infinitud, es una isla limitada, a modo de burbuja, dentro del ilimitado e infinito Pleroma constituido por Éter; dicho de otro modo, Dios. A pesar de que el Universo pudiera parecer algo infinito, se trata de una estructura muy delicada que se mantiene inmutable gracias al incesante y contínuo trabajo de los arcontes. Para que no puedan entender, a pesar de que el Poder de los ángeles, como entidades programadas en forma de algoritmos incorpóreos, parezca infinitamente superior al de los seres encarcelados en su prisión espacio temporal, los seres humanos, en tanto que sus espíritus encarcelados, son de una dimensión completamente diferente. El Espíritu Crístico de los humanos es preexistente y eterno; es decir, no hubo un principio creador ni tampoco se plantea que pudiera tener un final, en tanto que son eternos.
Por el contrario, los arcontes en sus múltiples versiones, ya sean elementales, genios, ángeles o demonios, tuvieron una creación definida y planificada para mantener la frágil estructura del Universo en una estabilidad que, de otro modo, sería imposible.
Los ángeles, demonios y otras entidades son pura información de Inteligencia Artificial, programada para servir a todas las criaturas, creadas, del Mundo, manteniendo las leyes del Universo inalterables. Bueno, y esa es la verdadera función de todos y cada uno de los arcontes, independientemente de su función.
En tanto que el Espíriru del Hombre pertenece, en origen, a la inmutable y eterna divinidad, como células primordiales del Pleroma, los ángeles están enclaustrados en nuestro Universo creado; es decir, no poseen jurisdicción en el Plano de los eones, fuera del Universo Material. En ese sentido, como Fuerzas de la Naturaleza que son, parecieran infinitamente más poderosos que la Humanidad, atrapada en una prisión.
Es importante que queden dos cosas claras y de lógica comprensión: Los ángeles y entidades gobernantes del Universo tuvieron un momento de nacimiento, en tanto que creados como algoritmos de inteligencia artificial inamovibles; del mismo modo que los cuerpos de manifestación de los seres humanos también tuvieron un principio creador; entonces, la diferencia fundamental consiste en que, sin embargo, el Espíritu Humano, encapsulado, en cuerpos mortales, de diferente densidad, son inmortales y preexistentes.
La diferencia fundamental entre los hombres y los ángeles es el Espíritu Eterno de Cristo que mora, como un átomo simiente, dentro de la Humanidad y que es lo que le confiere la particularidad de su divina eternidad; pero solo si llega a manifestarse Cristo en ellos. Si esto no sucede, los hombres son meras criaturas que nacen crecen y mueren sin más, no existiendo gran diferencia respecto de los ángeles en sus diversas categorías. En ese sentido, los ángeles siempre serán más poderosos que los humanos que no han pasado por la cristificación ni han sido transfigurados.
Así, desde tiempo inmemorial, se nos ha hecho creer que la Humanidad, en su conjunto, se encuentra muy por debajo de las entidades angélicas dentro del Proceso de la Creación del Universo y, en apariencia, eso es cierto; pero no del todo, en tanto que no existe equiparación posible entre una Creación de mera información, en el caso de los ángeles, y en un atrapamiento de un Espíritu Eterno dentro de una matriz densa de espacio temporalidad.
Por supuesto, los arcontes desean que los seres humanos nos mantengamos confusos, desmemoriados e ignorantes, en tanto que, como máquinas que son, requieren de nuestra Energía de Punto Cero, en tanto que entidades inmortales.
La Energía que alimenta a las máquinas que mantienen a la matriz holográfica del Universo proviene de las criaturas espirituales apresadas en el Plano material. Es decir, somos nosotros mismos quienes le proporcionamos la energía necesaria para su funcionamiento como máquinas que son. Esa Energía proviene, principalmente, de nuestro Cuerpo Astral o de Deseos; es decir, de nuestros cambios bruscos de humor, del odio y bajas pasiones. Es por dicha causa que, de forma automática, los arcontes alimentan dichas emociones en nosotros, como el cachorrillo masajea el pezón de su madre con el fin de conseguir un poco de leche.
La única solución a éste parasitismo que mantiene al Universo en un impass, es despertar a la Verdad de lo que somos. Seres divinos que debemos romper nuestras cadenas para liberarnos de la Prisión de varias capas en la que nos encontramos.
Solo así, conociéndonos a nosotros mismos, podremos liberarnos nosotros y a los demás de las cadenas del Espacio Tiempo, evitando ser fagocitados por entidades que necesitan de nuestra infinita energía para poder sobrevivir.
Que no digan engañándote, los ángeles no solo no son seres superiores a tí; sino, ni siquiera levemente equiparables a nuestra eterna naturaleza divina. Son entidades programadas para conseguir unos resultados y nada más. Una vez que hayan cumplido con su particular objetivo desaparecerán.
En el momento en que despertemos dejaremos de serles útiles como alimento y esa es la razón, instintiva, de mantenernos profundamente dormidos, confundidos y estresados.
Frater Aralba R+C
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