viernes, 15 de diciembre de 2023

77.- Aralba, yo, nos, yo, nos y de vuelta al Yo

   "ARALBA, Yo, Nos, Yo, Nos y de vuelta al Yo"


-Lo esquizoide de los cambios de personalidad  literaria-


Escribe Antonio Ruiz Alba, alias ARALBA



Hace como treinta y cinco años, trabaje en León como Operador de Ordenadores y como Comercial de un almacén de materiales eléctricos.


Allí conocí a Mari Ángeles, la madre de, nuestro hijo en común, Samuel. Fue ésa mujer la que me rebautizó, literariamente hablando, como ARALBA, en tanto que todos mis trabajos, siempre inéditos, eran firmados como A.R. Alba y que no es otra cosa que el acróstico de Antonio Ruiz Alba. ¿Por qué hacía esto?, No se, el Nombre de Antonio y el apellido Ruiz me resultaban extraordinariamente comunes y, sin embargo, mi apellido materno, Alba, resultaba más nobiliario y exótico. 


Nobiliario por aquello de la casa de "Alba", recuerden los Duques de la Casa de Alba y exótico por su procedencia alemana y escocesa. Alemana en cuanto a que el apellido procede de un Caballero alemán denominado de Albany y escocesa porque es la denominación original, "Alba", de aquella Tierra, hoy unida al Reino de la Gran Bretaña.


Comencé a escribir, según recuerdo, casi en el mismo instante en que aprendí a leer y, sin ánimo de echarme flores, lo hacía con un cierto éxito de cara a mis profesores, a pesar de no ser tan bueno en matemáticas o en la teoría de la Gramática. En definitiva, que ya escribia cuentos, todos ellos perdidos, con menos de diez años. En aquella época era, sigo siéndolo no se crean ustedes, un niño retraído, tímido y con actitudes que, hoy en día, serían diagnosticadas como síntomas del Síndrome de Asperger; es decir, de Autismo.


En aquella temprana época escribía, como hoy me parece lo más lógico, en primera persona; es decir, que los protagonistas de mis cuentos hablaban de mí mismo, de experiencias interiores producto de mi rica imaginación. 


Ese Yo lo seguí utilizando durante los siguientes años hasta que me incorpore a la Sociedad, primero a través de la Iglesia Protestante y después, mediante el complicado mundo del Esoterismo, el rosacrucismo y la masonería. Era corregido permanentemente, en el sentido de que debía de usar la Primera Persona del plural, Nosotros, en lugar de la Primera Persona del singular Yo, porque resultaba, eso me decían, más humilde y  menos agresivo.


Esto me recuerda al Alcohol y al Agua Oxigenada. Ambos son productos antisépticos muy potentes que impiden la proliferación de virus y bacterias en las heridas; pero el agua oxigenada como que es menos agresiva y el tratamiento hace sufrir menos que el alcohol que cuando te lo echas te hace chillar de dolor. Así, de algún modo, el Nosotros viene a ser el agua oxigenada respecto al Yo que se asemejaría, en ese sentido, con el alcohol. Un mero, a mi parecer, burdo convencionalismo.


Así comencé a utilizar el Nosotros alternándolo, de forma habitual e inconsciente, con el Yo, formando unas construcciones legibles; pero un tanto extrañas y que terminaron siendo evidentes para mis jefes, cuando comencé a trabajar en el Departamente de Administración de una Compañía de Seguros. Allí se me conminó a dejar de utilizar el Nosotros, como algo improcedente, y retomar el Yo como algo natural. Quien escribía era Yo, una persona concreta y no un vago nosotros que reflejaría una suerte de esquizofrenia entre diferentes personalidades que se pelearan por la autoría de mis escritos.


De vuelta al Mundo Esotérico, tras el cambio de estilo literario del Nosotros al Yo, comencé a sentir que mis escritos, a mis lectores, les resultaban tan agresivos como echar alcohol en una herida abierta y las primeras y vehementes críticas no se hicieron esperar "En sus escritos se nota que usted es una Persona arrogante, narcisista y egocéntrica, poco humilde y que no ha alcanzado un mínimo de nivel espiritual". 


Vaya por Dios, hiciera lo que hiciese, parecía que era incapaz de contentar a todo el mundo, así es que determine regresar a la Primera Persona del Plural, en tanto que la inmensa mayoría de los escritores utilizaban dicha norma que parecía ser menos agresiva de cara a los lectores. Así, en mi trabajo tenía que seguir utilizando el Yo como forma de dirigirme a mis contertulios y el nosotros para los escritos dirigidos a mis lectores naturales. Evidentemente, el que siempre escribía era Yo, Antonio Ruiz Alba, alias ARALBA. 


Así he llegado al presente con la determinación de acabar, de una vez para siempre, con éste convencionalismo social y retomar mis escritos utilizando el Yo que jamás debí de abandonar. Miren, podrá parecer arrogante y narcisista el uso de la Primera Persona del Singular; pero a mí, siempre, me ha parecido de una hipocresía indecente el extraño uso del Nosotros.


Si soy alcohol, mi comportamiento, en mis escritos, deberá de ser procedente a como es el alcohol y no parecer agua oxigenada. Y si tengo que colocar algún taco o exabrupto que estime procedente, seguiré haciéndolo aunque a algunos pudiera parecerles molesto e incómodo. Creo que, aunque tarde, ha llegado la hora de que Antonio Ruiz Alba, el Yo y ARALBA, el Nosotros, se fusiones en la única Persona o Entidad que nunca he dejado de ser Yo.


Les pido a todos los lectores mis más sinceras disculpas por haber utilizado, con ustedes, el lenguaje convencional de la Humildad, el Nosotros, en lugar de utilizar mi estilo más natural, auténtico y sincero, el Yo, sin dejar de ser extraordinariamente humilde. Sí, porque de algún modo siento como que ese Nosotros era a modo de una máscara detrás de la que escondía mi verdadera Personalidad, el Yo. No estaba siendo sincero del todo ni con ustedes ni conmigo mismo.


Bien, a partir de éste escrito, intentaré, a ver si lo consigo, abandonar ese tic inconveniente del nosotros y aunque parezca arrogante e inconveniente, comenzaré a dirigirme a todos ustedes en Primera Persona del Singular como ARALBA; es decir, como Antonio Ruiz Alba, yo mismo.


A quien no le guste que no lea. Al fin y al cabo, esto nunca me ha dado de comer y, en primer lugar, escribo para mí mismo y, después, para todos ustedes. Quien lo quiera entender así bien, quien no, ese es su problema, no el mío.


Aralba (Estudiante Rosacruz y creador del Lugar donde te encuentras)

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