"La verdadera humildad no es sumisión"
-El Orgullo y la Soberbia se muestran mediante la arrogancia-
A.M.L. "Rosa Mística" de la F.R.A. española
¡Paz, Tolerancia, Verdad!
El Término Humildad suele ser utilizado, torticeramente, para hacer sentir culpable a alguien por sus acciones que no omisiones; es decir, ejemplo "Deberías de ser más humilde, callar, y no hablar tanto" En la mayoría de las ocasiones, expresiones como éstas cortan las alas creativas a los asistentes a algún tipo de conversación o tertulia.
Quisiera que se situaran entre medias de quienes reciben esa reprimenda y el autor de dichas palabras. Mediten durante un instante sobre ello…
Bien, a nosotros particularmente nos resulta arrogante e inadecuado corregir, en público o en privado, a quienes tratan de compartir su punto de vista acerca de algún asunto. Con mucha probabilidad, una fuerza interior le está invitando a intervenir porque cree que tiene algo interesante que aportar. Cortar, de dicho modo a determinadas personas, con mucha probabilidad, será negativo, no solo para quienes intentan exponer sus ideas sino también para el resto de contertulios que, con casi total seguridad, se perderán argumentos de vital importancia.
De verdad, mis queridos amigos, nadie estamos capacitados para juzgar a nadie que no sea a nosotros mismos. Yo no seré quién los juzgue a ustedes por las cosas que digan, por muy rocambolescas que pudieran parecer; pero, cualquiera, estamos capacitados para frenar las actitudes de juzgarnos a nosotros u a otros, los arrogantes individuos que se consideran investidos con el poder de decir si alguien es humilde o extremadamente orgulloso.
El juzgar o catalogar a alguien, siempre, es ofensivo y demuestra la catadura moral de quienes así se comportan, como del mismo modo, aquellos que elogian de manera desmedida, deben de ser puestos a buen recaudo, pues generalmente son gentes de poco fiar; porque una cosa es reconocer, puntualmente, las virtudes de alguna acción, y otra muy distinta el remarcar una virtud con la única intención de caer bien a nuestros interlocutores. Esto, generalmente, genera en el otro el efecto contrario, pues aunque a nadie le amarga un dulce, el exceso de elogios hace que nos pongamos en guardia contra alguien que pretende alguna cosa de nosotros.
Las personas que poseen facilidad para señalar y juzgar a otros, generalmente, sin darse cuenta, lo que ven de negativo en los otros, son sus propios defectos, en tanto que se produce algo similar a un efecto de espejo, cuando, sin embargo, al otro, quizá le ha costado un gran esfuerzo levantar su voz para intervenir porque creía fundamental el tener que hacerlo por el bien de la Verdad.
Sin embargo, quien juzga esas actitudes como propias de alguien que posee un Ego inflado, en realidad están viendo reflejado su propio Ego en esas actitudes de terceros. La Arrogancia no solo es una falta de educación sino la demostración de nuestra propia ignorancia y de la envidia que nos supone observar cómo otros intervienen, cuando nosotros no poseemos argumentos para poder hacerlo. "Si nosotros creemos que debemos mantenernos callados ¿Por qué otro tiene que intervenir, cuando pensamos que nosotros nos encontramos por encima de él?" Esto es muy típico en el ámbito laboral dado que ¿Quienes no han oído alguna vez la siguiente expresión? "Tú te callas que a tí se te paga para trabajar y no para pensar", como dando a entender que ellos son los únicos capacitados para pensar y aportar ideas. Así, no existiendo una comunicación horizontal sino tan sólo una jerarquía vertical y en donde el de abajo debe de obedecer al de arriba sin poder mostrar su opinión, es como las empresas pierden grandes oportunidades de crecimiento y, generalmente, terminan degenerando y quebrando, debido a la arrogancia de quienes tienen la obligación de escuchar y coordinar los trabajos de sus equipos.
Cuando, de forma inconsciente, te sientas tentado de juzgar a alguien por algo que ha dicho o hecho, párate un momento y no continúes por ahí. Pregúntate, a tí mismo, qué has visto en el otro que a tí te molesta, porque eso es lo que tú deberías cambiar de tí mismo.
Tú no te encuentras en los zapatos del otro y, de verdad te digo, no estás capacitado para conocer la motivación que hace que unos hablen y otros, por el contrario, callen.
De verdad que no se trata, en todos los casos, de una cuestión de Ego y de querer darnos a notar. En estos casos, el arrogante juez, no investido por nadie, es quien muestra públicamente, sin darse cuenta, su exceso de orgullo al acusar a otros de arrogantes o soberbios por utilizar la herramienta que todos poseemos para difundir las ideas; es decir, la voz, la palabra.
En Luz, Verdad y Amor
¡Que las rosas florezcan en vuestra Cruz!
Frater Aralba R+C; S.C. de la F.R.A. para España; Linaje Huiracocha, Aureolus, Camael, Amorifer.
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