miércoles, 13 de diciembre de 2023

32.- Nuestro verdadero cometido en el Mundo

  "Nuestro verdadero cometido en el Mundo"


-No se trata solo de Ser, Estar y Vivir-






¡Paz, Tolerancia y Verdad!


Bueno, para eso es por lo que nos han venido condicionando durante milenios; ya sabéis "Vive y deja vivir", "Disfruta de la Vida y sé feliz, eso es lo único que importa"


Pues no, resulta que no estamos en el Mundo a modo de turistas en un natural parque de atracciones; hemos venido aquí como templarios; es decir, guerreros y arquitectos a reconstruir algo que se perdió, se estropeó o averió en el comienzo del tiempo.


Pues resulta que no hubo nunca un pecado original o cosa parecida, sino un catastrófico accidente cósmico que atrapó al Espíritu, al menos una parte del Espíritu, el del Demiurgo, en la Prisión del Mundo.


Ese Espíritu se encuentra aprisionado y cercenado en los que consideramos nuestros cuerpos. Los cuerpos de los átomos, moléculas, de la arena y de las montañas, de los bosques y todo tipo de hongos y plantas, de insectos, aves, anfibios y reptiles, mamíferos y humanos. 


Todos los que participamos de la existencia, ya sea estática como la de una piedra o activa y viva, como nosotros, somos parte de ese Espíritu encarcelado en un espacio tridimensional, gravitatorio y espacio temporal.


La idea es que gracias a nuestra Conciencia y Voluntad de seres humanos, podamos re establecer, con nuestro trabajo de construcción y lucha, el Estado original del Espíritu Universal antes de su encarcelamiento y fragmentación.


¿Te resulta complicado comprender esto?, ¿Hay algo dentro de tu cabeza, como un pequeño destello, que te dice, Eureka, claro, eso es lo que yo había olvidado?. Algo dentro de tí hay algo, la intuición de Cristo, que te dice que esto es cierto.


Has olvidado que eso que las religiones denominan como pecado original resultó ser un accidente o error catastrófico cometido por quién se supone, eso te han dicho, que por todo poderoso no podría equivocarse; pero se equivocó, en tanto que el Demiurgo, durante lo que denominamos como la Creación del Mundo, se movía en un ambiente desconocido y donde todo podía ser posible. Existían tantas posibilidades de que las cosas salieran bien como mal y, bueno, salieron como ya conocemos: sí, un poquito mal.


Los seres humanos, conscientes de la verdad, somos agentes encargados de la reparación de esa falla que se cometió al principio del Tiempo. No, no se trata de reparar el Mundo poniendo parches aquí y allá cómo pretenden algunas organizaciones y gurús; sino de deshacer, completamente, el error, hacer tábula rasa y comenzar desde cero, aprovechando la experiencia obtenida tras el error cometido.


Ese error, ese "Pecado Original" es lo que hizo que el Mundo sea como es; es decir, rudo para quienes viven en él, injusto, degradante y que condena a los cuerpos al dolor y a continuamente ser reciclados mediante la vida y la muerte.


Nuestro Oficio, como discípulos de la Rosacruz, consiste en hacer que la gente despierte y comprenda su verdadero estatus y condición: que son espíritus inmortales encadenados a una prisión interdimensional sin barrotes; pero una prisión que no puede ser traspasada si antes no recordamos lo que somos y nuestra verdadera situación de divinos prisioneros.


En tanto que espíritus fragmentados de un único Espíritu, nuestro deber, aparte de hacer despertar a la Verdad del hecho a las células espirituales individualizadas y prisioneras, es re unificarlas en la Unidad que nunca dejó de ser, en tanto que esa división no es otra cosa que una Ilusión, porque sí, la Prisión de la que venimos hablando no es real. Solo es una ilusión producto de nuestra propia ensoñación.


Cuando seamos capaces de despertar a una proporción significativa de seres conscientes, humanos entre otros, podremos comenzar el trabajo de reparación. Una reparación, como hemos dicho, consistente en la demolición de la ilusión primero y la restauración, después, de la Verdad Original.


Cuando los agentes constructores, humanos iniciados, hayamos realizado nuestro trabajo de despertar y recordar, habremos comenzado la restauración del fragmentado Demiurgo que se sacrificó para que el Universo creado por él mismo no se convirtiese en un desastre aún mayor; pero el Demiurgo pertenece al pasado y la nueva Criatura, la nueva Entidad renacida no será otra que el Nuevo Hombre, la nueva Humanidad encarnada en la figura de Adam Kadmón; el Hijo de Sophía con experiencia de eones de tiempo acerca del Mundo de la Ilusión. Un Ser Cósmico que contiene, en sí, a todo el Universo y del que tú y yo, nuestro verdadero Ser, no somos otra cosa que células individualizadas de un único Ser Colmena.


Adam Kadmón es el unigénito hijo de Sophía y del Pleroma que surgirá tras finalizar su gestación dentro del útero del Mundo y del que tú y yo formamos parte.


En un segundo, despierta, ya.



En L.'.V.'.X.'.


Que las rosas florezcan sobre vuestra Cruz.


Frater Aralba R+C







   




 

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